Aún recuerdo el día que me abandonaron.
Me encantaba cuando nos cerraban en aquella jaula transparente, y me tocaba estar al lado de mi prima Rosa. Me acuerdo de que mis hermanos y hermanas hicieron un plan para salvarme, pero, sin duda, no les funcionó. Era imposible, porque si saltaban, ellos también morirían.
Un día nuestro amo, llamado Carlos, invitó a su novia María y ellos fueron a la tienda donde nos habían comprado. No me acuerdo muy bien de lo que pasó, pero conseguí entrar en su bolsa. Cuando llegamos, salté en un lugar donde ponía "Tú, cambia la tinta" y cogí una, la de mi color, el azul turquesa. Llegamos a casa y le dije a Rosa:
-¡Cámbiame la tinta!
Ella, si duda, abrió el tapón y me puso la tinta. Ahora, mi amo Carlos ya me podía volver a utilizar. Cuando me vio, no pudo resistirse y me probó. Volvía a funcionar. Ya podía volver a estar con mis compañeros.
Al fin y al cabo, tampoco era tan malo mi amo.
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